-La Prehistoria:
El hombre primitivo frente a sus heridas, imita la conducta que ha observado en los animales, y así inmoviliza un miembro lesionado, se lame las heridas, se preocupa de las lesiones externas, visibles o accesibles.
-Época Medieval:
Alta Edad Media:
Los operadores estaban poco preparados y excluidos de las aulas pues la cirugía no entra a formar parte de la educación médica en la Universidad. A todo esto, se une la iglesia prohíbe a los clérigos el ejercicio de la práctica quirúrgica y los médicos la imitaron cómodamente distanciándose aún más de la Cirugía.
Baja Edad Media:
Al-Safra criticó la falta de atención a la cirugía lo que producía que la gente no preparada fuera la que la practicaba, a partir de ahí fue cuando se empezó a tomar en serio la cirugía ya que los monasterios empezaron a trasmitir los conocimientos
-La Medicina del Renacimiento:
Es en este medio donde nace la cirugía moderna, a imagen de la cirugía sufre un cambio radical en toda Europa. El cirujano estudia los síntomas de las enfermedades, sus causas y comienza a valorar la indicación operatoria.
-Siglo XVII:
En el siglo XVII, todavía el puesto del cirujano en la sociedad era notablemente inferior al del médico. Por otra parte, en esta época persiste la división entre cirujanos y barberos, los cirujanos se dedicaban a las operaciones de más envergadura, mientras que los barberos realizaban fundamentalmente curas de heridas y sangrías.
-Siglo XVIII:
Escuelas privadas de Cirugía consiguieron separarse de la Unión de Barberos. Estas escuelas formaron la Compañía de Cirujanos, precursora del Colegio de Cirujanos establecido en 1800 por Jorge III.
-Siglo XIX:
Se produce la desaparición de las Academias y Reales Colegios, pasando la Enseñanza a depender de la Universidad, lo que implica la unificación definitiva de médicos y cirujanos desde el punto de vista profesional y de formación. Es en esta época cuando se constituye definitivamente la cirugía como ciencia, alcanzando su mayor nivel europeo en Francia e Inglaterra.
-Siglo XX:
Ya en pleno siglo XX, el empleo de los curarizantes (1942) como relajantes muscular permitirá, por analogía, desarrollar después métodos que liberan al organismo de su fisiología durante un período de tiempo determinado, lo que ampliará las posibilidades de la acción quirúrgica. Una vez controlados el dolor, la infección y la hemorragia, puede abordarse el tratamiento de los procesos de las cavidades craneales, torácicas y abdominales. En cada uno de estos campos de acción el cirujano va a enfrentarse con dos tipos de problemas, uno de técnica quirúrgica (como son las vías de abordaje, tipos de sutura, etc.) y otro derivado de los conocimientos de Patología Quirúrgica General. Ello permitirá intuir las afecciones que son tributarias de tratamientos quirúrgicos, y verificar las hipótesis de los resultados obtenidos.
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